La guerra de Putin y el Derecho Penal según Emilio Zegrí Boada, abogado penalista. 

¿Es un crimen internacional la guerra que ha emprendido Rusia, declarada y auspiciada por su principal mandatario?

Desde la óptica del derecho penal tradicional, está demostrada la acción, pues está probado que sin mediar agresión, ni provocación alguna de Ucrania, el primer mandatario de Rusia ha declarado y comenzado una guerra.

Las consecuencias penales y civiles derivadas de este hecho, a 27 de febrero de 2022, también están sobradamente y desgraciadamente probadas: homicidios, lesiones, daños y la provocación de una diáspora de miles de ciudadanos inocentes, obligados a esconderse o emigrar hacia otros países, abandonando sus hogares, sus pertenencias y su patria.

Yo pregunto a los miles de abogados españoles y del mundo, especialistas en derecho internacional, sobre la tipificación penal de estos actos ya demostrados y sobre la reparación del pago de los daños causados. Los ciudadanos del mundo deberían saber que tienen la obligación de deponer a sus propios líderes ante actos como éstos, pues comunican a su país graves responsabilidades civiles.

Los juristas tenemos la obligación de examinar cómo se puede reponer el derecho quebrantado por un ciudadano y por un país y ponernos a ello.

Rusia es miembro de la ONU, lo cual implica un compromiso con la Carta.
Rusia ha suscrito numerosos tratados internacionales.

Con independencia de su pertenencia al Consejo de Seguridad y de su derecho al veto, ¿existe algún resquicio legal que permita a la ONU condenar esta guerra? ¿Puede tomar la ONU la decisión de expulsar a uno de sus miembros, por poderoso que sea? ¿Se puede llevar, ya, a Putin y a Rusia ante un Tribunal Internacional Penal? ¿Es posible tipificar estos actos, claramente infractores del derecho en delitos internacionales?

Si la respuesta a estas preguntas es negativa, deberemos convenir en que algo han hecho mal en tiempos de paz nuestros legisladores internacionales, pues debería haberse previsto que un individuo, por poderoso que fuera, no pudiera emprender conductas como éstas sin ser puesto a disposición de un tribunal internacional para que respondiera de sus actos, arrastrando la responsabilidad civil subsidiaria de su país.

Si la respuesta es no, yo me pregunto para qué sirvió la terrible experiencia que vivimos en la Segunda Guerra Mundial, para qué el Tribunal de Nuremberg, en el que por cierto participaron juristas rusos, y para qué sirvieron las grandes palabras escritas por Hannah Arendt a propósito del Juicio a Eichmann.

No se puede poner en riesgo la paz mundial sin coste. Los juristas deberíamos actuar.

¿Cuál es tu opinión al respecto?